Hay que ser como niños para llegar al cielo.
El cielo para nosotros es el sitio perfecto, la utopía , donde todo lo que sucede y todo lo que existe es bueno, todo lo que sentimos es bueno, todo lo que nos rodea es bueno. La vida de un niño es así y debería de ser así. En un caso ideal los niños no tuvieran preocupaciones, problemas, stress, dolor. A veces los niños se sienten tristes por injusticias o cosas malas que vieron, pero saben que mañana será un nuevo día y todo estará bien. Creen que en el mundo todo es posible, hasta a veces creen que es posible volar. Sueñan, ríen, lloran; todo en cinco minutos. Crean pastelitos con lodo para venderle al amigo, una piedra puede ser un carro, la creatividad en la mente de un niño no tiene limite.
¿Alguna vez se han puesto a ver a un grupo de niños pequeños jugar en un parque? ¿Se han dado cuenta de lo inocentes que son? Muchas veces les sorprende y les maravilla las cosas más pequeñas como por ejemplo el vuelo de un ave, la mariposa que voló frente a ellos, ó simplemente una hoja que encontraron en el camino. Para los niños la vida es muy sencilla y simple. Es una etapa de descubrimiento donde todo les parece interesante, no se complican por nada, ni por sus apariencias, ni sus nombres, ni nada por el estilo. Lo único que les interesa es seguir descubriendo el mundo y todas sus posibilidades.
Los adultos deberíamos de vivir nuestras vidas como niños porque solo así tendremos paz en nuestras vidas. Disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, no amargarnos si no sale algo, simplemente darse cuenta que la vida es así y si no sucedió algo es porque no tuvo que ser.
Tenemos que reír como niños de las cosas que nos suceden, de los chistes sencillos que nos hacen. La única preocupación de un niño es la de jugar, y asegurarse de tener y dar cariño a los que le rodean. Los rencores entre niños duran dos minutos hasta que se olvidan y se inventan otro juego. Los adultos deberíamos de aprender que mantener el rencor solo nos hace daño.
Si viviríamos todos los días con el anhelo de descubrir algo nuevo cada día nuestras vidas serían distintas. ¿Qué descubriste el día de hoy? ¿Qué descubriste de nuevo ayer? ¿Para que vives? ¿Es para sentirte felíz? ¿Y cómo vas a tener felicidad si todo los días te inundas con preocupaciones en vez de disfrutar la vida y las cosas que llegan aunque sean de una manera inesperada y molestosa?
Y ni he hablado aqui de los abrazos y los besos con tanto amor que te dan los niños. A ellos no les importa que estas pensando. Lo único que quieren hacer ellos es mostrar su afecto a una persona. Nosotros los adultos nos complicamos con un abrazo o un beso. ¿Qué ira a pensar? ¿Será de darle? Y lo peor de todo es que si los adultos muestran su afecto otros pueden realmente tomarlo mal…me dio un abrazo..¿Será que le gusto? ¿Será que quiere que lleguemos más allá? Qué complicados que somos!
Por eso hay que ser como niños, sin miedo de expresarnos, sin miedo de reír hasta de las cosas más sencillas de la vida; sin miedo de imaginar; sin miedo de descubrir algo nuevo. Y tomar las cosas simplemente como son sin pensar mil veces más allá de su significado. La vida es bella y los niños lo saben. ¿Por qué no lo sabemos nosotros?
Ahora si te invito a reír, ha abrazar a todos los que aprecias, a descubrir algo nuevo todos los días, a imaginarte y crear cosas nuevas, a correr como si nada te importará, a perdonar al que te hizo daño con facilidad y dejar a un lado todas las cosas que nos complican la vida para poder estar un paso más cerca al cielo.